Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA, I



Comentario

Capítulo treze
De los afectos y lenguaje que usa el que responde por el señor a los oradores cuando el señor no se halla para responder. Es oración de algún principal o amigo o pariente del señor, bien hablado y bien entendido. Usa en ella de muchos colores retóricos

¡Oh, hombre sabio y venerable! Por cierto vos havéis dicho palabras muy preciosas y de grande estima, las cuales dexaron muy guardadas y atesoradas, como cosa muy preciosa, los señores y reyes que nos precedieron, porque son palabras de madres y padres de la república, preciosas como piedras ricas que se llaman chalchihuites y zafiros y otras piedras preciosas. Havéislas muy bien pronunciado en presencia de nuestro señor y rey muy amado N, el cual es reliquia de los señores y principales que passaron. Hasse endereçado vuestra oración para esforçarle y animarle para el oficio que le ha sido dado, y también para honrarle conforme al estado que tiene. Este servicio y esta honra no la echará en olvido el señor N si no fuere que luego al principio de su reino le saque nuestro señor de este mundo y le ponga entre las nieblas y tinieblas de la muerte. Y si por ventura tuviere dios por bien que este pobrezito dure algunos años en el regimiento de su reino y fueren dignos de tenerle por algunos años sus vasallos, como a manera de sueño, él lo gratificará y aun lo tendrá en la memoria para regirse a sí mismo como conviene. Y si por ventura, porque el estado de los señores es muy peligroso y los tronos y estrados reales tienen grandes resbaladeros y grandes dificultades, por razón de las palabras duras de los embidiosos y de las saetas o dardos de palabras que arrojan los ambiciosos, que son así como bramidos que vienen de los pueblos y reinos circunstantes, donde están muchos amenaçando y amagando con piedras y dardos de palabras sobervias y imbidiosas, le hizieran olvidar unas cosas tan raras y tan necessarias y tan preciosas y tan dignas de ser encomendadas a la memoria, hará de su daño. Y si lo guardare y encomendare a la memoria, y si se aprovechare de ello, a él le vendrá el provecho que ya está puesto en el juego de la pelota, y le han puesto guantes de cuero y cincho de cuero para herir a la pelota para que la buelva al que se la arrojó en el juego, porque el negocio de regir es bien semejante al juego de la pelota y al juego de los dados.

¡Oh, dios! ¿Y quién sabe lo que tiene dios determinado en este negocio, si por ventura será digno de perseverar en su dignidad y reino, o si, por ventura de presto le será quitada la dignidad y honra del señorío y nuestro señor dios se la da solamente a oler y a ver, y que en breve passe como sueño? ¿Por ventura mañana o ese otro día se enojará de él nuestro señor dios, que haze: variar las cosas humanas y rige como le parece los reinos y señoríos? Y por ventura le quitará lo que le ha dado, el reino y la honra, que es cosa propria suya y de ningún otro, y lo desechará para que viva en pobreza y en menosprecio, como en el estiércol y en la hez. Y si por ventura veniere sobre él lo que merecemos todos los hombres, que es enfermedad de ceguedad o tollimiento o muerte, y lo ponga debaxo de sus pies, embiándole al lugar donde havemos de ir todos, y de aquí entenderemos que no tiene dios determinado que esté en honra ni en dignidad. ¡Bienaventurados los amigos y conocidos de dios, que pacíficamente y con asosiego y después de muchos días mueren en sus señoríos, en sus reinos! ¡Bienaventurados aquellos que con paz y asosiego biven y reinan en sus señoríos orando a dios! ¡Bienaventurados aquellos que son gloria y fama de sus antepassados, padres y madres y abuelos y tatarabuelos, en los cuales floresció el señorío y reino, y augmentaron y ensallaron sus reinos y señoríos! ¡Bienaventurados aquellos que dexaron esta fama a sus sucessores!

Y agora este nuestro electo, ¿por ventura bolverá atrás de su elección? ¿Por ventura asnconderse ha? ¿Por ventura ausentarse ha? ¿Por ventura bolverá atrás, y dexarse ha de cumplir la palabra de nuestro señor dios, y su querer, y la voluntad del pueblo que le eligió? ¿Qué conocimiento tiene de dios? ¿Es suficientemente avisado? ¿Conócesse a sí mismo? ¿Por ventura, es prudente; es sabio? ¿Alcança cumplidamente lo que ha de hablar? Pienso que no. ¿Por ventura, andando el tiempo en presencia de algunos cayerá? Esto ni lo sabemos ni quiçá lo veremos, porque está en la mano de nuestro señor dios. A nosotros nos conviene rogar por él y tener confiança en dios, que lo hará bien.

Honrado orador, havéis hecho liberalidad y merced a vuestro pueblo con haver esforçado y animado a nuestro señor con vuestra oración, con vuestras palabras. los, señor, a descansar y reposar, que muy bien lo havéis hecho.